domingo, 16 de agosto de 2009

¡A desempedrar!

Los pasillos de la Facultad de Filosofía y Letras se han cubierto con este mote, por la acción de estudiantes que ya se tenían en sus ancestros del siglo XVI una fiel imagen de espejo, anotada por el viajero-conquistador y famélico sempiterno Ulrich Schmidel, en su Historia Indiana: "Esta gente no tiene otro solaz que guerrear continuamente, comer, beber y estar borracha día y noche, y bailar.  En suma: llevan una vida grosera y desenfrenada, que no puede describirse.  Es además, una ralea soberbia y altiva".

Su grito de guerra alude a la canción ¡A desalambrar! que copio aquí en versión de Daniel Viglietti; de los videos es mi preferido por el dramatismo del muchacho en la interpretación.  A su vez, la canción me recuerda la lucha de los habitantes de Chinche por derribar el cerco de la Cerro de Pasco Corporation relatada en Garabombo el invisible, el segundo de los cantares de la pentalogía de Manuel Scorza.  El cerco tenía la particularidad de crecer de noche, avanzar intermitentemente hasta que no se veía su fin y los campos amanecían divididos y los campesinos despojados.    Y Garabombo, quien "no manda pero sí representa" se permite tomar ventaja de su invisibilidad ante los guardias y representantes del gobierno para meterse con sus señoras damas al igual que para esconder las escrituras ancestrales sobre la tierra.  Claro, ésta es la parte divertida antes de que venga lo demás, que nos hace comprender el epígrafe seleccionado de Milan Kundera, "todo será olvidado, nada será reparado".  

Todas estas ideas, a manera de maraña general, que dibuja sus hilos conductores en los domingos preclaros (como de lunes),

 

Un domingo surcado de cicatrices atravesó la pampa: comenzaba un diciembre que, antes de implantar su rigurosísima tiranía, toleró un lunes de claridad embriagadora...

  

sábado, 1 de agosto de 2009

"Shaken, not stirred". Fascismo en las rocas.

El fascismo en las rocas no es una bebida, pero sí se toma, y bien frío. En la antigüedad medieval se pensaba en lo frío y lo seco como principios de muerte, a diferencia del calor y la humedad, que eran signos de vitalidad. Como forma que atenta contra lo humano, y contra la vida misma, podríamos entonces decir, que el fascismo es un principio frío, es un principio de muerte.
Entonces cuando nos referimos al fascismo "en las rocas" estamos hablando también de la nueva medida decorativa que han impuesto en la Universidad. Miles de rocas ígneas de forma picuda, por no decir deliberadamente punzocortantes, reemplazaron el pradito afuera de la Biblioteca Central que ha sido para muchos de nosotros un espacio de actividades públicas y lúdicas. Bonita la ironía; estas piedras son de tezontle, la piedra que recubre muchos de los edificios del Centro Histórico y que para nuestros escritores se volvió característica por su color rojo oscuro, decían, "como de costra". Así que ahora, en vez de poner minas antipersonales- como se hacía en los conflictos armados para fragmentar y aislar a la población, impidiéndole la salida de sus casas- las autoridades nos han puesto una advertencia que se ve y se parece a la sangre seca.
¿Se habrán enterado que las minas antipersonales son mal vistas? ¿Se volvieron súbitamente ecologistas, decidiendo utilizar un material más orgánico? En realidad no sabemos el móvil que los impulsó a creer que su jardín zen de mal gusto era una opción más viable para usar en las formas del autoritarismo de la región 4. Pero sí sabemos la intención.
¿Y saben qué? No nos dejaremos. La Universidad es nuestro espacio, es un lugar de calor; de contacto humano y de la vida que esto conlleva:
Apesar de você
amanhã há de ser
outro dia
eu pergunto a você
onde vai se esconder
da enorme euforia
[a pesar de usted, mañana ha de ser otro día, cómo va a esconder tan enorme alegría...]